miércoles, 7 de abril de 2010

Llegue hasta Porta Pincia con sus restos de murallas aurelianas y las atravesé, y me encontré en una calle ancha con bastante buena pinta, con edificios y hoteles con unas fachadas estupendas que me recordaban a la calle Serrano de Madrid, llena de tiendas de ropa bastante cara, y con terrazas cubiertas en las aceras donde la gente comia o tomaba algo.


Todo me indicaba que estaba en una de las calles más elitistas de Roma. Y, efectivamente, así era, pues se trataba de la Via Véneto.
Esto ya empieza a gustarme más, y no porque me encuentre en una de las calles más pijas de Roma, (para entendernos y dicho con todo mi respeto), sino porque me doy cuenta que con poquito esfuerzo empiezo a descubrir los lugares emblemáticos de la ciudad. Esto hace que mi estado de ánimo mejore y la alegria por encontarme en Roma, a pesar del mal tiempo, va en aumento.
Continúo bajando por la Via Venetto y llego a una plaza que me resulta conocida por haber visto fotos de la misma en internet. Es la Piazza Barberini con su fuente del Tritón. Lo dicho, Roma es mia, jejeje..


Fontana del Tritón en la que se ve a cuatro delfines sujetando con sus colas una gran concha, sobre la cual, el Tritón, mitad hombre mitad pez, sopla a través de una caracola impulsando un chorro de agua hacia el cielo



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